viernes, 10 de julio de 2009

¿Cómo enfrenta la crisis financiera el Grupo de los 20?

Después del “crack de Wall Street”; la presión popular fue fuerte y la urgencia económica presentó la ocasión de reinventar todo dentro de la polifonía del Nuevo Mundo. En noviembre de 2008, en plena crisis económica y financiera internacional, pareciera que fue la ocasión soñada para enterrar el “Consenso de Washington”. Es así, que hay que concebir un nuevo “Bretton Woods” tomando en cuenta a los países del Sur, es decir a las naciones pobres y subdesarrolladas. Pero un nuevo acuerdo no es posible inventarlo apresuradamente, el acuerdo de “Bretton Woods” en 1944, fue preparado por más de dos años antes.
En el momento, que el mundo está afrontando la agitación financiera más grave de la posguerra, la atención está centrada en las economías avanzadas y con mercados en ascenso afectadas de forma más inmediata, pero las repercusiones en los países pobres son mucho más graves. Debido a esto, la cumbre del G-20 debe restaurar la confianza internacional, realimentar el crédito y fijar reglas claras de supervisión, en medio de la peor recesión mundial en décadas.
Los países reunidos en la Cumbre del G-20 representan el 80% de la población mundial y generan casi el 85% del Producto Bruto Mundial. El G-20 fue diseñado especialmente para enfrentar situaciones de crisis financiera y económica como la de ahora, de manera que la Cumbre de Londres, realizada el 2 de Abril de 2009, tiene una gran importancia, al haber sido convocada precisamente para buscar acuerdos y aprobar resoluciones o recomendaciones que permitan enfrentar apropiadamente la grave crisis financiera y económica mundial.




El débil crecimiento económico mundial está contrayendo los mercados de exportación y muchos precios de materias primas están desplomándose. La combinación de unas condiciones crediticias más estrictas en las economías avanzadas y perspectivas económicas más oscuras en los países con bajos ingresos, están afectando a las inversiones y disminuyendo las transferencias enviadas por los trabajadores, que superan con la ayuda oficial al desarrollo y que constituyen las mayores corrientes financieras destinadas a los países con bajos ingresos.
Así mismo, los líderes del G-20 llegaron a un acuerdo para intentar superar la crisis económica, que incluye una reforma del sistema financiero y un fondo de 1 billón de dólares para los organismos multilaterales. El acuerdo se alcanzó tras duras negociaciones entre los países que, como Alemania y Francia, daban prioridad a la regulación del sistema financiero internacional y otros como Unión Europea, se defendían por estímulos fiscales para impulsar la economía.
En fin, a lo largo de la reunión, se dejó en claro que el consenso de Washington está superado y que ha llegado un nuevo consenso, en el que el comercio mundial debe convertirse en un motor del crecimiento, donde se necesita que éste sea totalmente compartido para poder logar un desarrollo constante. Por lo tanto, queda explícito que “nuestro plan global para la recuperación debe centrarse en las necesidades y los puestos de trabajo de las familias que trabajan con ahínco, no sólo en los países desarrollados, sino también en los mercados emergentes y en los países más pobres del mundo; y debe reflejar los intereses no sólo de la población actual sino también de las generaciones futuras”.
Por otro lado, los jefes de Estado y de Gobierno acordaron una reforma del sistema financiero global, incluidos los fondos de alto riesgo, el control de las agencias de calificación y el establecimiento de un sistema internacional contable más claro. Los líderes políticos del G-20 acordaron medidas concretas contra el proteccionismo y decidieron establecer sanciones contra los paraísos fiscales.
Frente a la peor crisis de la economía mundial, que aún no ha tocado fondo, los líderes concluyeron la cumbre al otorgarle principalmente al Fondo Monetario Internacional la responsabilidad de lanzar advertencias sobre problemas futuros y evaluar si los miembros del grupo cumplen sus promesas acerca de la regulación y los paquetes de estímulo fiscal.
Esta crisis económica puede ser resuelta con decisiones políticas. La Ronda Doha sería uno de los componentes para aliviar a los países emergentes. Brasil, China, India y Rusia, los principales países emergentes, denunciaron la amenaza cada vez más real del proteccionismo y reclamaron que se le diera más dinero al FMI.
El Fondo Monetario Internacional no es la única entidad con mayores responsabilidades. La declaración incluye el establecimiento de los llamados colegios reguladores para ayudar a coordinar la supervisión de los mayores bancos del mundo. La Junta de Servicios Financieros (un grupo de reguladores internacionales con sede en Suiza) tendrá la misión de coordinar los grandes cambios regulatorios globales. La Organización Mundial del Comercio, por su parte, se encargará de velar por que los miembros del G-20 cumplan sus promesas de mantener a raya el proteccionismo.
El FMI fue el mayor ganador de la cumbre de líderes del Grupo de los 20. Los líderes mundiales acordaron cuadriplicar la capacidad financiera de ésta entidad a US$1 billón para manejar las crisis en los países en desarrollo y le encargaron al Fondo monitorear si los países del G-20 están estimulando sus economías suficientemente y reformando sus sistemas regulatorios.
Las tareas asignadas sin dudas pondrán a prueba la capacidad del FMI para reprender a sus 183 países miembros. Ésta organización generalmente emite advertencias privadas, no públicas, que los gobiernos de países poderosos suelen ignorar. Más recientemente, el FMI ha hecho campaña para que los gobiernos aumenten sus gastos de estímulo en 2% del Producto Interno Bruto, pero no dijo cuáles países no habían cumplido con la meta.Basándose en esto, el G-20 mencionó que es necesario “limpiar” los bancos para restablecer las líneas crediticias a empresas y ciudadanos, y que también habrá nuevas reglas sobre los bonos de los directivos bancarios.
No hubo acuerdo sobre nuevos estímulos para impulsar la economía, tras las distintas posiciones expresadas por EU y los países de la Europa continental, especialmente Francia y Alemania. Por lo tanto, se hace referencia a que hay que hacer todo lo que sea necesario para recuperar las economías del planeta. Socializar las pérdidas al mismo tiempo que se privatizan las ganancias es más preocupante que las consecuencias de la nacionalización de los bancos.
Según otros países, no pertenecientes al grupo de los 20, como el Presidente del Ecuador (Rafael Correa), afirma que le parece un error gravísimo tratar de resucitar al Fondo Monetario Internacional, utilizarlo para solucionar la crisis y ayudar a las economías emergentes, ya que, es uno de los grandes culpables de la crisis y del retraso de esas economías emergentes.
Por último, la crisis está fuertemente unida al sistema capitalista, de producción y distribución. Su principal exponente, Estados Unidos, ha sufrido dos grandes crisis a lo largo de su historia que golpearon su economía durante períodos de más de 20 años. Esta es la tercera y solo se recuperará de ella muy lentamente. La crisis no se resuelve con medidas administrativas ni técnicas, porque son sistémicas y afectan cada vez la economía y globalización del mundo.